martes, 4 de mayo de 2010

Etapa 5 : Estella - Los Arcos


Etapa de 22 Km muy dura, no por el camino sino por el intenso frío, la lluvia y el barro, mucho barro, muchísimo barro. Creía que había visto todo el barro del camino en días anteriores, pues no, hay mucho mas barro que pisar.
Carlos y Francesc han salido rápidamente de Estella, nada mas salir, ya les había perdido. Ellos quieren alargar 8 km. la etapa de hoy hasta Torres del Río, acortando la siguiente hasta Logroño para llegar antes a la ciudad y poder visitarla mejor. Yo decido quedarme en los Arcos.
Al poco de salir de Estella, he pasado por delante de las bodegas Irache. Estaba abierta la puerta que da acceso a la fuente del vino. Es una fuente con dos grifos, uno de agua y otro de vino. Habían varios peregrinos, algunos ciclistas, llenando sus cantimploras con vino. Yo he llenado la bota de medio litro y he echado un trago. Me parece una buena iniciativa de bodegas Irache invitar a vino a todos los peregrinos, creo que es una forma muy inteligente y barata de darse a conocer, se referencia en todas las guías y seguro que todos los peregrinos que pasan por allí lo comentan con sus conocidos como yo estoy haciendo..

Fuente del vino de las bodegas Irache.




A pocos minutos de dejar la bodega, he pasado por delante del monasterio de Irache pero el frío y la fina lluvia me han hecho desistir de pararme y me he limitado a observar su fachada desde el camino. Ni siquiera le he sacado una foto.
He seguido el camino hasta Villamayor de Mojardín ascendiendo de forma constante y atravesando  viñedos y cultivos de cereales acompañado de una fría y fina lluvia que en algunos momentos se convertía en aguanieve, las bolitas de hielo se oían chocar en la capucha del poncho. En Vilamayor he entrado en el único bar que parece existir en el pueblo y que ofrece cobijo a una temperatura muy acogedora. Después de tomar un café con leche muy caliente y unos bizcochos de manufactura industrial, me he percatado de que la pareja del catalán ( José ) y la  belga, estaban en la barra. Él había sufrido un desvanecimiento y se estaban planteando si seguir el Camino o marcharse en autobús.
La verdad es que en vista de la climatología y de que hasta Los Arcos es un trayecto de más de 12 Km sin ningún pueblo, ni aldea ni construcción alguna, yo también he dudado de aventurarme ante el temor de que se desencadenara una ventisca de nieve que me pusiera en un apuro. Me he ofrecido a indagar si hay algún transporte que haga el trayecto y he vuelto a bajar a la entrada del pueblo donde había visto una parada de autobús ( en el bar nos dicen que nunca utilizan el autobús y que no saben que trayecto hace ). He aprovechado para sacar una única foto de la iglesia del pueblo ya que no apetece lo más mínimo  entretenerse con tanto frío como hace. Ha resultado que la parada de autobús es de final de línea y que el trayecto es del sentido contrario por lo que no hay ninguna posibilidad de transporte. 
De vuelta al bar, José ya se había recuperado bastante y en vista de la situación, decidimos seguir el Camino.
Durante el trayecto hasta Los Arcos nos encontramos varias veces. Ha sido un trayecto muy duro, tramos de un auténtico barrizal, tal era la cantidad de barro que yo me he aventurado por dentro de una viña que parecía menos embarrada ( de momento ). He acabado frente unas zanjas que me impedían la vuelta a la senda correcta. Con  un poco de ayuda he logrado volver al embarrado camino. Soportando la lluvia, viento, frío, barro y la total ausencia de civilización, he llegado a Los Arcos. 

Iglesia de Villamayor


En los Arcos tengo reservada plaza en el único albergue privado que conocía, el albergue La Fuente - Casa de Austria, regentado por hospitaleros austríacos, de forma que cuando he llegado no había forma de entendernos. Como ya era muy tarde solo me han podido ofrecer una colchoneta en el suelo del desván. No estaba en disposición de rechazarlo.
El desván es un bajo techo abuhardillado en el que no es posible ponerse de pié sin darse un coscorrón en el envigado. Incluso algunas vigas están acolchadas con espuma para evitar males mayores. Este no es el único problema, lo peor es que hay tres ventanas cuyos postigos tienen una franquicia de tres dedos y sin cristales, con lo que la corriente de aire y el  frío eran impresionantes. Digo eran porque una chica italiana que le han asignado la colchoneta de al lado estaba aterrada en vista de la noche que se avecinaba y ha pedido  que hiciéramos algo.
Buscando por un trastero lleno de objetos varios que hay al final de la escalera, he encontrado maderas y ¡ Eureka !, un rollo de cinta americana. No me ha sido dificil sellar las ventanas y taparlas después con telas y mas maderas del mismo trastero  ( ver foto y la cinta americana junto a mi mochila pequeña ). Creo que la chica italiana si le llego a pedir un beso, me lo da.
Después he ido a cenar con Santiago, un cartagenero ex militar que tiene la colchoneta del otro lado. Con todo este trajín, no he podido visitar la iglesia de Santa María que según me han dicho es una maravilla. Bueno, para el Camino del año que viene.

La colchoneta del saco verde donde pasé la noche.