domingo, 9 de mayo de 2010

Etapa 10 : Belorado - Agés


Etapa de 28 Km. Con temor a ponerme pesado, etapa con mucha lluvia y frío. Mucho frío y viento.
La etapa ha resultado bastante durilla, subida de cerca de 300 m atravesando los montes de Oca.
Esta etapa debería terminar en San Juan de Ortega, pero en este lugar solo hay el monasterio,  un albergue y 26 habitantes. Por esto y porque la próxima etapa termina en Burgos, hemos decidido, como la mayoría de peregrinos, llegar hasta Agés, lo que supone hacer 4 Km más pero que supone acorta una hora la etapa de mañana para poder ver mejor Burgos y su catedral.
Saliendo de Belorado Carlos y Francesc se han adelantado como es habitual. Poco antes de llegar a Tosantos me he encontrado a Antonia en un área de descanso. Hemos continuado juntos el camino. A la salida de Tosantos hemos avistado la ermita troglodita de Nuestra Señora de la Peña, es una ermita escavada en la roca de un cerro que se divisa desde el Camino pero que se encuentra a tres o cuatro Km. por lo que hay que contentarse con verla de lejos si no se quieren emplear un par de horas en irla a visitar.
Seguimos el camino y al llegar a Villafranca Montes de Oca, nos hemos encontrado con Marcilio, el brasileño que conocí en Logroño, sigue teniendo los pies mal aunque ha mejorado un poco. Llegamos a un mirador al iniciar la subida a Montes de Oca y Marcilio nos ha sacado una foto. Yo le he sacado otra a él con su cámara. Hemos seguido durante buena parte de la subida  los tres juntos.
  
Ermita de Nuestra Señora de la Peña. en Tosantos.


Con Antonia en un mirador de Montes de Oca.


En un punto de la subida hay una rampa que está mencionada en las guías como muy dura. Es una rampa de aproximadamente 500 m que cuando la he visto me he asustado. Al verla desde lejos parece un camino vertical. Por fortuna se trata de un efecto óptico, No obstante creo que debe tener una inclinación cercana a los 45 grados. Me he quedado un poco rezagado pero me han esperado al final de la cuesta.
Mas adelante ha venido un poco de descenso. Marcilio ha tenido que bajar andando de espalda pues de frente, le dolía mucho al ejercer presión el pié sobre la bota. No obstante cuando hemos terminado el ligero descenso, se ha adelantado y ya lo hemos perdido, tiene los pies mal pero está muy fuerte.
La subida es dura pero muy gratificante pues en todo momento se está rodeado de bosque de robles y hayas autóctonos y en algunos puntos de repoblaciones de pino negro.
Hemos seguido Antonia y yo.  En lo alto de los Montes, atravesando unas pistas forestales totalmente embarradas y sin ningún lugar para guarecerse, nos ha pillado un inesperado chaparrón que no nos ha dado tiempo a ponernos los impermeables. Suerte que ha sido corto y "solo" nos hemos medio empapado.
Hemos llegado a San Juan de Ortega y hemos parado un momento. Yo me he acercado a ver la iglesia del monasterio Antonia se ha quedado un rato sentada porque estaba muy cansada, pues ella camina con toda la mochila ( que no es muy ligera ). La iglesia es impresionante por su magnitud interior y su austeridad.
Continuado el camino hacia Agés, hemos cruzado otro bosque precioso. A la salida del bosque hemos remontado un pequeño cerro de donde ya se divisaba el pueblo. En lo alto del cerro hay una explanada con una zona de descanso. Dos robles inmensos, seguramente centenarios, llaman la atención. Entre ellos, en el suelo, con piedras de mediano tamaño y un diámetro de unos cuatro metros, alguien había representado la espiral celta ( símbolo de la vida eterna que como la espiral no tiene principio ni fin ). El conjunto ofrecía una imagen de lo más enigmático y sugestivo. Hemos decidido hacer unas fotos, pero de repente el viento ha arreciado mucho más de lo que venía haciendo hasta el momento y apenas nos podíamos tener en pié ( y no exagero lo más mínimo ). Nos hemos mirado, y sin decir nada hemos guardado las cámaras y hemos desistido de hacer ninguna foto. Hemos bajado el cerro como hemos podido ya que el viento casi no nos dejaba avanzar y hemos llegado al pueblo ateridos de frío.
Nos hemos alojado en el albergue San Rafael, Carlos y Francesc ya me habían guardado una plaza. También quedaba plaza para Antonia.
Hemos pasado buena parte de la tarde en el albergue descansando ya que en la calle no se podía estar por el frío y viento.
Muy avanzada la tarde el tiempo ha mejorado ligeramente, incluso ha salido un rayo de sol que me ha permitido hacer unas fotos de la iglesia de Santa Eulalia con una iluminación excelente. ( Ver las sombras alargadas y la iluminación frontal de la iglesia orientada al oeste).  Interiormente la iglesia está bastante deteriorada.
Hemos cenado juntos los cuatro, Antonia, Francesc, Carlos y yo en el mismo albergue. Bastante bien por un precio muy razonable.

Iglesia de Santa Eulalia en Agés.