jueves, 6 de mayo de 2010

Etapa 7 : Logroño - Nágera


Etapa muy larga, 30 Km. El tiempo frío para variar, muy nuboso y el barro bien tiernecito.
Ayer por la noche en el albergue de Logroño, conocí a Marcilio, un brasileño que ocupaba la litera de encima de la mía. Estaba con otro peregrino que le estaba curando las ampollas de los pies, los tenía muy mal, con tres o cuatro ampollas en cada pié. Es una persona muy activa que además de dedicarse a la enseñanza prepara físicamente a clientes particulares. Estaba bien preparado, pero ha sido víctima de un exceso de precauciones, al parecer se puso unas plantillas de silicona para minimizar el impacto  con el suelo, pero al mismo tiempo la blandura de la suela permitió que el pié se moviera respecto a la bota y esto le provocó el desastre. Queda patente que para hacer el camino hay que probar antes todo el equipo que se va a usar, porque lo que para unos puede ir muy bien, para otros puede suponerles un problema. Yo mismo tuve problema con los calcetines, compré tres tipos distintos, antiampollas, antiolores .. etc. pero  me causaban problemas. Al final encontré unos especiales para trabajo que me van de maravilla.
He parado en Navarrete para visitar su iglesia de estilo gótico-renacentista que posee un gran retablo barroco en el altar principal. He aprovechado para almorzar un buen bocadillo ya que seguramente llegaré tan tarde al albergue que no podré comer hasta la cena. En el bar me he encontrado con las señoras venezolanas,  uruguayas y  alemana que han formado un grupo de inseparables que nos vamos encontrando a menudo en los albergues y por el Camino. Ellas se quedarán en Ventosa para acortar algo la etapa.

Iglesia de la Asunción en Navarrete. ( siglo XVI )


Poco antes de llegar a Ventosa me he encontrado de nuevo con Antonia, hemos hecho el camino juntos hasta Nágera.
El trayecto de Ventosa a Nágera se ha hecho interminable. Según las guías desde el alto de San Antón ya se divisa Nágera. Esto hace pensar que ya se está cerca. En realidad en este punto falta todavía 8 o 9 Km. y si bien es de ligera bajada, el camino alterna pedregales con barrizales. Antonia estaba un poco tocada de las rodillas y yo ya no podía más de cansancio. No hemos parado nada por temor a no poder reanudar la marcha. 
Hemos llegado muy tarde y después de asearnos hemos seguido el ejemplo de Carlos y Francesc, que como siempre ya estaban allí,  tumbándonos con los pies en alto y echando una reparadora siesta.

Los viñedos de la Rioja 


Me he encontrado tan agotado que no he hecho fotos. Cuando hemos salido a cenar, ya era muy tarde y la luz muy mala por lo que no tengo ninguna vista de Nájera.